Orlando de Virginia Woolf
El hombre mira el mundo de frente, como si estuviera hecho para su conveniencia y aderezado a su gusto. La mujer le lanza una mirada de soslayo, llena de sutileza, de suspicacia incluso. Si los dos hubieran vestido la misma ropa, es posible que su manera de pensar hubiera sido también la misma. Tal es el parecer de algunos filósofos que no dejan de ser sabios, pero en conjunto nosotros nos inclinamos por otro. Felizmente, la diferencia entre los sexos es una diferencia de gran hondura. La ropa no es sino un símbolo de algo escondido muy adentro.
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