Las olas de Virginia Woolf
Faltan aún horas y horas, dijo Rhoda, para que llegue el momento en que pueda apagar la luz y hacer suspendida en la cama sobre el mundo, antes de que pueda permitir que el día se hunda, antes de que pueda permitir que mi árbol crezca, tembloroso en las verdes espesuras de mi cabeza. Aquí no puedo dejarle crecer. Alguien lo aplasta. Hacen preguntas, interrumpen, lo derriban.
|