Una habitación propia de Virginia Woolf
Esta exclamación que me había sorprendido tanto...no era el mero grito de la vanidad herida; era una protesta contra una violación del derecho de Z de creer en sí mismo. Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta de un hombre de tamaño doble del natural...Por eso, tanto Napoleón como Mussolini insisten tan marcadamente en la inferioridad de las mujeres, ya que si ellas no fueran inferiores, ellos cesarían de agrandarse.
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