Orlando de Virginia Woolf
Una mujer sabe muy bien que, por más que un hombre de ingenio le envíe sus poemas, alabe su juicio, solicite su opinión y se beba su té, eso no significa en modo alguno que respete sus opiniones, admire su entendimiento o llegado el caso deje de atravesarla, si le está negado el acero, al menos con su pluma.
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