Crimen en el estanque de Diana de Victor Whitechurch
Westerham, a ojos de todo el mundo, era un párraco enérgico y competente y un buen predicador, accesible y sensato. Por lo tanto, el mundo entero lo etiquetaba como un "párroco" y, en consecuencia, lo encasillaba.[...] También era un hombre profundamente interesado en muchas otras cosas, además de su vocación profesional, principalmente en los problemas humanos. Y este problema en particular le atraía.
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