Una obsesión perversa de V. E. Schwab
Tú creías que, de alguna manera, nuestros poderes eran un reflejo de nuestra naturaleza. Dios jugando con espejos; pero te equivocaste. No se trata de Dios. Se trata de nosotros. De cómo pensamos. Del pensamiento que tiene la fuerza suficiente para mantenernos con vida. Para traernos de vuelta.
|