Sabrina está en el fondo del pozo. Después de que Tom, su prometido, se haya dado a la fuga con una de sus alumnas, los ansiolíticos y antidepresivos son sus fieles compañeros. Que su jefa Carol sea una déspota y una egocéntrica, no ayuda. Pero un hombre misterioso aparece en su vida en el aparcamiento de una gasolinera. Un hombre que la seduce y hace que no se reconozca. Un hombre que hará salir a su verdadero yo. Por desgracia, el secreto que guarda ese hombre, cambiará su vida y la de todos los que están a su alrededor.
La protagonista es Sabrina. Era una mujer que se creía fuerte, pero tras la ruptura del compromiso de su prometido, se da cuenta de que no lo es tanto. Me ha gustado ver su evolución, el ver como deja de juzgarse a su misma y acepta como es en realidad. Las amigas y compañeras de trabajo Belén, India y Jessica me recuerdan a las mías. Sus conversaciones me recuerdan a las mías con ellas. Carol es la jefa y hasta el último capítulo la he odiado, aunque después he tenido empatía con su situación. Verónica, la hermana de Carol, necesita ayuda psiquiátrica urgente. Tom me ha parecido un ser despreciable. Y Rocco al principio me caía gordo por ser tan engreído pero después ha sido un cacho de pan.
La trama se nos presenta como si nos la contara Sabrina. Nos cuenta un año entero de su vida desde que “conoce” a Rocco. Me ha faltado sororidad en la historia, he tenido la sensación de que daba igual todo y quien sufriera en el camino y eso no he conseguido cuadrarlo con mi forma de ser.
Es una buena historia con escenas muy 🔥🔥. Me ha chocado el contraste en la pluma del autor entre el lenguaje coloquial y rudo con el lenguaje literario. Tengo ganas de leer más obras suyas.
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