Obsesión de Teresa Olalla Tomey
María estaba azorada, excitada, nerviosa y ahora llena de miedo. El camino hasta su casa se llenó de conversaciones superfluas; según se acercaban al final del trayecto, María estaba cada vez más seria. Se despidieron con dos educados besos. Al bajar del coche y comenzar a caminar, Carlos tocó el claxon, María se giró y le vio la sonrisa más sincera hasta ese momento.
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