Una educación de Tara Westover
Sin embargo, junto con la tristeza sentía esperanza. Siempre había sido un hombre severo, que en todos los temas sabía cuál era la verdad y al que no interesaban las opiniones ajenas. Nosotros lo escuchábamos a él; nunca sucedía al revés: cuando no hablaba, exigía silencio.
|