Al otro lado del océano de Tahereh Mafi
El dolor se convirtió en un redoble de tambor; un ritmo para el cual podía componer una melodía. Estaba siempre allí, áspero y constante, y rara vez cedía. Aprendí a ahogar el sonido durante el día, pero de noche gritaba a través del hueco que tenía en el pecho.
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