La caja de los deseos de Sylvia Plath
Hablo conmigo misma, y miro los árboles oscuros, benditamente neutros. Mucho más fácil que afrontar a la gente, que tener que parecer feliz, invulnerable, lista. Sin máscaras ando, hablando a la luna, a la fuerza neutra impersonal que no oye, que tan sólo acepta mi ser. Y no me fulmina.
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