Ariel de Sylvia Plath
Querido mío, toda la noche Estuve fluctuando, encendiéndome, apagándome. Las sábanas llegan a pesar como el beso de un libertino. Tres días. Tres noches. Agua con limón, agua De pollo, el agua me da arcadas. Soy demasiado pura para ti y para cualquiera. Tu cuerpo Me lastima como el mundo a Dios. Soy un fanal --- Mi cabeza una luna De papel japonés, mi piel de oro batido Infinitamente delicada y valiosa. ¿No te asombra mi calor? ¿Y mi luz? Soy una camelia enorme Resplandeciente, encendiéndome y apagándome. |