Ariel de Sylvia Plath
La luna no es una puerta. Es una cara en sí misma, tan blanca como un nudillo y horriblemente apenada. Tira del mar como de un oscuro crimen, y guarda silencio con la gran O boquiabierta de la absoluta congoja. |
Ariel de Sylvia Plath
La luna no es una puerta. Es una cara en sí misma, tan blanca como un nudillo y horriblemente apenada. Tira del mar como de un oscuro crimen, y guarda silencio con la gran O boquiabierta de la absoluta congoja. |