La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
Dejaba el bolso en el suelo, me apoyaba o me agarraba a un árbol, poco a poco me ponía de pie y seguía caminando. Y eso que cobraba la pensión. Hubiese podido vivir para mí misma, solo para mí misma. Pero yo quería vivir para los demás. Soy comunista...
|