La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
Desde entonces los aviones me aterrorizan. Es como si aquel piloto con su avión siempre estuviera en alguna parte, enseguida me entra el pánico, no soy capaz de pensar en nada, solo en que ese avión está volando hacia mí y en que tengo que esconderme para no ver, no oír. No soporto el ruido de los aviones. No puedo volar... |