La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
El comandante me chillaba: "¡Soldado Semiónova! ¡Soldado Semiónova, te has vuelto loca! La madre... ¡Te matarán!" Justo lo que no me cabía en la cabeza: ¿cómo me iban a matar si acababa de llegar al frente? Entonces aún no sabía lo vulgar y poco selecta que es la muerte. No le vayas con peticiones y súplicas.
|