La guerra no tiene rostro de mujer de Svetlana Aleksiévich
cuarenta años más tarde, sus memorias conservan muchas de las pequeñeces de la vida cotidiana. Detalles, matices, colores, sonidos. En su mundo, la cotidianidad y la existencia se unían, la existencia en sí era valiosa, ellas recuerdan la guerra como una época de su vida. No tanto las acciones y los acontecimientos, sino la vida como tal. En más de una ocasión observé que en sus relatos lo sencillo vence a lo grande, incluso vence a la Historia.
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