Una lección de amor de Suzanne Enoch
El amor era... extraordinario. E imprevisible. Lo peor era que, una vez xque brotaba, no se podía saber a quién rodearía, incluiría o convertiría en alguien vital.
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
El amor era... extraordinario. E imprevisible. Lo peor era que, una vez xque brotaba, no se podía saber a quién rodearía, incluiría o convertiría en alguien vital.
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
—Eres honrado, ingenioso y afectuoso, y... Simplemente no lo vi. —De hecho, al expresarlo todo con palabras, parecía que después de ocho años se había enamorado de su marido.
|
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
No quise insinuar que no tenías corazón, por el amor de Dios. Solo quiero que te relajes un poco. Que disfrutes de la locura. Antes solías reír ¿sabes? Si tu y yo no hacemos hacemos algunos cambios, en pocas semanas nos encontraremos justo donde estábamos antes de que todo esto comenzara. Y yo prefiero donde estamos ahora.
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
-Leer te hace poderoso -dijo en voz alta. Tanto porque evita que otras personas se aprovechen de ti, como porque te permite ver otros mundos y conocer cosas que de otro modo nunca tendrías la oportunidad de experimentar
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
Si he llegado a confiar demasiado en tu experiencia me disculpo por no haberme dado cuenta de lo difícil que te lo he puesto. En mi defensa diré que siempre haces que todo parezca fácil
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
-Me alegro de que seamos aliados -dijo-. Todo esto me ha hecho ver que serías un enemigo bastante formidable.
|
Una lección de amor de Suzanne Enoch
William Pershing, te ayudaré a convertirte en un valioso miembro de nuestro gobierno. Lo juro. Además residirás en la casa más hermosa del mundo y no te arrepentirás ni un solo instante de tu decisión. Pero necesito que tomes una decisión. Esta noche.
|
Enmendar a un granuja de Suzanne Enoch
Si ser besada por Lucien Balfour era quemarse, bienvenido fuera el fuego. «Pasión», repetía su mente sin cesar al tiempo que el corazón le latía aceleradamente y le rodeaba el cuello con los brazos en un ardiente abrazo, «esto es pasión».
|
Enmendar a un granuja de Suzanne Enoch
(…) Él era, no obstante, un sinvergüenza redomado. Alcanzar aquel título le había costado años de duro trabajo y libertinaje. Y unas pocas frases ingeniosamente formuladas ni mucho menos iban a hacer que comenzase su conversión.
|
Enmendar a un granuja de Suzanne Enoch
(…) Ella ni actuaba ni se semejaba en modo alguno a ninguna institutriz con quien se hubiera tropezado con anterioridad, y tampoco reaccionaba a su coqueteo como ninguna maldita mujer que hubiera conocido jamás. Nunca había podido resistirse a un buen rompecabezas.
|
Gregorio Samsa es un ...