Miedo de Stefan Zweig
Algunas veces tenía que sentarse hasta que su corazón desbocado se tranquilizaba. Otras una turbadora pesadez se apoderaba de su cuerpo, el cansancio se derramaba sobre sus miembros como si fuera un líquido viscoso, lacerante; sin embargo, era incapaz de conciliar el sueño. Un miedo atroz consumía las raíces de su existencia, envenenaba su cuerpo. En lo más íntimo de su ser deseaba que este mal saliera al exterior y se hiciese visible, que se convirtiera en una dolencia tangible, con un diagnóstico clínico, que despertaría la compasión y la misericordia de la gente.
|