El mundo de ayer de Stefan Zweig
¡Olvida!", me decía a mí mismo. "Huye, refúgiate en la espesura más íntima de tu ser, en tu trabajo, ahí donde sólo eres tu "yo" anhelante, no un ciudadano, no el objeto de ese juego infernal, ahí, el único lugar donde la poca razón que te queda todavía puede actuar con sensatez en un mundo que ha enloquecido
|