Al otro lado del Raquis: La niña y la sequía: de Simon D. Luscombe
Cod levantó la vista y lo vio a lo lejos. El indómito e infranqueable Raquis. Una cordillera montañosa que cruzaba el continente desde las Montañas Perdidas al norte hasta los Desiertos Glaciares del sur. La altitud de sus cumbres y lo escabroso de sus terrenos, con paredes inaccesibles y picos que se perdían en las nubes, lo convertían en una barrera natural que dividía el continente en dos. La Brecha era un paso muy angosto entre esas monstruosas montañas, donde solo se podía ir en una dirección porque no cabían dos carromatos. Solo se podía cruzar en días alternos. Abrían el paso antes de que saliera el sol y lo cerraban a mediodía para dar tiempo a que la gente llegase al otro lado antes de la mañana siguiente, justo a tiempo para abrir el paso en dirección contraria. |