Las damas de Kimoto de Sawako Ariyoshi
En la casa de Hanako en Tokio, tanto los platos como los vasos conservaban la serenidad de los objetos inanimados ; aquí, sin embargo, daba la impresión que hasta los cuencos tenían algo que contar. Lo mismo podía decirse de los elementos de la casa : los robustos pilares que reflejaban la tenue luz, el techo, las puertas correderas de papel con sus sólidos parteluces, los umbrales de profundas ranuras y las amarillentas paredes marcadas por viejas rozaduras. Todo lo que Hanako veía a su alrededor le susurraba una historia.
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