Diez lecciones para dar caza a un lord y que te adore de Sarah MacLean
—Tú siempre estás hermosa para mí. —Ella inclinó la cabeza y él le alzó la barbilla con un dedo—. Siempre, Isabel. De luto, con pantalones, cubierta de seda; de todas las formas. Siempre me pareces hermosa.
|