Escapada a Roma de Sarah Adams
Así que me inclino y le beso en la frente. Es un ligero contacto; no hay motivo para que este roce lejos de sus labios sea como un relámpago en plena tormenta. Pero lo es. La sensación de mis labios en su piel, la proximidad de nuestras caras y nuestros cuerpos; todo ello me hace vibrar. Y cuando Noah inspira hondo y emite un ligero sonido de placer desde el fondo de su garganta, he cambiado para siempre.
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