Yo, Julia de Santiago Posteguillo
Julia era muy hermosa, con una inteligencia sobresaliente, aunque nadie reparase en ello. Supo ocultar esa destreza suyas tras la deslubrante belleza de su rostro y de su pequeño cuerpo, del que Septimio Severo quedó prendado de inmediato, al parecer en un encuentro previo que tuvieron ambos cuando Severo ejerció como legado en Oriente años antes, cuando ella aún era solo una adolescente.
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