Cuentos completos de
Rodolfo Walsh
En todos los seres humanos existe una fuerza interior, ciega y diabólica que tiende a aniquilarlos. Los hombres que llamamos sanos y fuertes, los hombres que mueven los negocios y hablan en las plazas públicas, viven y mueren sin tener conciencia de ello. Pero otros ceden temporalmente, y una vez que se cede no hay remisión. Esos son los hombres que en nuestra ignorancia llamamos marcados por la fatalidad. Pero la fatalidad no existe, salvo en nosotros mismos. Y aún muchas cosas que llamamos accidentales, no lo son. Están dictadas por fuerzas oscuras que proceden de nosotros, que mueven nuestro cuerpo sin que lo advirtamos y nos hacen pronunciar palabras que no pensábamos pronunciar. Hay un instinto de conservación y una voluntad de poder. Pero también hay un instinto de auto destrucción y una voluntad de fracaso. (página 172)