La marca de Atenea de Rick Riordan
Hubo un momento incómodo cuando los dos chicos intentaron sentarse en la misma silla a la cabecera de la mesa. De las manos de Jason saltaron chispas en sentido literal. Tras una breve y silenciosa pausa, como si los dos estuvieran pensando: «¿En serio, colega?», cedieron la silla a Annabeth y se sentaron uno enfrente del otro a ambos lados de la mesa.
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