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Reni Eddo-Lodge
Hay negros que sienten un odio acerado por los blancos, dirán, y es inaceptable. Es «racismo a la inversa», insistirán. Las personas de color tienen prejuicios, eso es cierto. Hace años, en un establecimiento de comida caribeña al que había ido a comprar algo de comer, el propietario me saludó con una sonrisa y esperó tras el mostrador a que se marcharan unos clientes blancos antes de confesarme que guardaba los mejores trozos de carne para «personas como nosotros». Sí, ese hombre tenía prejuicios, Sí, mi comida estaba deliciosa. No, el propietario de ese establecimiento no tiene, pese a sus sentimientos hacia ellos, ningún poder sobre las oportunidades que tendrán en la vida sus clientes blancos. Su poder de influencia se limita a la comida que les sirve. Esa es la diferencia entre racismo y prejuicio. Se dice a menudo que el racismo es prejuicio más poder. Los perjudicados por el racismo sin duda pueden ser crueles y vengativos, y estar llenos de prejuicios. Todo el mundo puede ser desagradable con los demás y es capaz de juzgarlos antes de conocerlos. Pero lo cierto es que no hay suficientes personas negras en posiciones de poder para que las personas blancas sufran racismo a una escala similar la que opera en la actualidad contra la población negra. + Leer más |