La ira y el amanecer de Renée Ahdieh
- Eres arrogante. - Tanto como vos, mi señora Sherezade, pero no lo considero un defecto, pues, sin cierta arrogancia, ¿cómo podría uno aspirar a lo imposible? |
La ira y el amanecer de Renée Ahdieh
- Eres arrogante. - Tanto como vos, mi señora Sherezade, pero no lo considero un defecto, pues, sin cierta arrogancia, ¿cómo podría uno aspirar a lo imposible? |