La dama del lago de Raymond Chandler
—Creía que habían limpiado esta ciudad —le dije—. Pensaba que un hombre honrado podía pasearse de noche por las calles sin tener que ponerse un chaleco blindado. —La han limpiado un poco —dijo—. Pero no quieren que quede demasiado limpia. Podrían ahuyentar al dinero sucio. |