Cuando la luna recupere su luz de Raquel Silva
En mi familia habíamos aprendido a decir antes de despedirnos, al salir de casa, antes de ir a dormir. Da igual si estás enfadado o no. Nunca sabes cuándo puede ser la última vez en decir aquellas palabras a quien quieres. No está de más recordarles lo que sentimos hacia ellos, sin dar por sentado que ellos conozcan dicho sentimiento. Porque damos por hecho que lo saben y no decimos nada hasta que lamentamos no haber podido decir una vez más aquellas dos palabras mágicas: .
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