Eneida de Publio Virgilio Marón
Desde que concluyó aquella guerra, arrojados a diversas playas, el atrida Menelao se ve desterrado allá en las remotas columnas de Proteo; Ulises ve los Cíclopes del Etna. ¿Recordaré el reinado de Neptolemo; los revueltos penates de Idomeneo; a los Locros, hoy moradores de la playa líbica? El mismo caudillo de los valerosos griegos, el rey Micenas, pereció en el umbral de su palacio bajo la diestra de su pérfida esposa; el adúltero ocupa el trono de la vencida Asia.
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