Eneida de Publio Virgilio Marón
…salió del fondo del sepulcro una grande y lustrosa culebra, arrastrándose enroscada en siete vueltas, la cual rodeó mansamente el túmulo y se deslizó por entre los altares […] Pasmóse al verla Eneas; ella, desarrollando el largo cuerpo, va serpeando por entre las tazas y las ligeras copas, prueba los manjares, y sin hacer daño a nadie vuelve a meterse en el fondo del sepulcro, dejando los altares y sus catadas ofrendas, con lo que, inflamado de mayor devoción, prosigue Eneas las comenzadas honras…
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