Si existe Auschwitz, no puede existir Dios de Primo Levi
Lo que sí se puede y se debe lanzar al pueblo alemán es la acusación de cobardía: los alemanes podrían haber sabido mucho más sobre el exterminio si hubieran querido, si los pocos que lo sabían hubieran tenido valor para hablar; pero esto no sucedió. Los que sabían callaban, los que no sabían tenían miedo de hacer preguntas: ojos, oídos y bocas permanecían cerrados.
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