La muerte de la mariposa de Pietro Citati
Fitzgerald se consideraba un artista enormemente frágil. Como único tesoro, poseía el material de su propia existencia: había olvidado que su don era la capacidad que tenía de metamorfosearse, la única que salva a un escritor. Él creía que si Zelda escribía también sobre su vida en común, era como si lo desposeyera, le usurpara algo, lo despojara y lo redujese a la impotencia...
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