El huerto de una holgazana: Confesiones de una aprendiz de Pia Pera
El trabajo al aire libre comenzó con el jardín. En él sólo hemos de siseñar un entorno a nuestro gusto, al que nada se le pide, más que , más que ofrecerse a nuestra contemplación y regalarnos algunas horas de paseos, lecturas y comidas en la naturaleza. El jardín son unas prácticas, una primera cata de los posibles placeres. Con el huerto se trata de obtener alimentos. La sensación del primer impacto es dura: es más un choque que un encuentro, como salir del cascarón de protecciones sentimentales que nos aleja de la tierra. Ya no basta el amor abstracto por la naturaleza; hace falta que dicho amor sea activo, correspondido.
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