Philip Larkin
QUÉ TRISTE EL HOGAR Qué triste el hogar. Está como lo dejaron, adaptado a la comodidad de los últimos que se fueron como para incitarlos a volver. No obstante, privado de nadie a quien agradar, se marchita, sin ánimo para superar esa ausencia e intentar un nuevo comienzo, cuando apuntó dichoso a cómo deberían ser las cosas y falló estrepitosamente. Ya ves lo que fue: mira las fotos, y la cubertería. Las partituras en el taburete del piano. Ese jarrón. |