En mi casa no entra un gato de Pedro Zuazua Gil
En nuestros primeros momentos juntos, recorrió la biblioteca, repasando los libros, hizo una primera incursión en el sofá, se metió en las habitaciones e incluso se asomó a la ventana de la cocina. Luego dio media vuelta y me miró con cara de «No está mal, me la quedo»
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