El subrayador de Pedro Mairal
Una vez vi a una chica leyendo un libro mío en el colectivo. Casi le pregunto si le estaba gustando, casi le digo que yo era el autor. Pero algo me detuvo. Me pareció que yo no tenía por qué interrumpir esa tranquilidad de la lectura, no tenía por qué entrometerme entre ella y las palabras. El libro era suyo, no mío. Creo que si estoy leyendo en el colectivo y un tipo a mi lado me dice «Yo escribí ese libro» pegaría un salto, como si se materializara el genio de la lámpara. Me bajé sin decir nada.
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