El Príncipe Feliz de Oscar Wilde
¿Estará lloviendo? - se preguntó la golondrina, y le cayó otra gota. Segura de que llovía decidió buscar mejor sitio para dormir. Pero antes de que pudiese abrir sus alas, la golondrina vio algo asombroso: a la estatua del príncipe feliz le brotaban lágrimas de los ojos. Eran las gotas que la habían mojado
|