El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
- ¡Que triste es! -Murmuró Dorian Gray con los ojos todavía fijos sobre su propio retrato-. ¡Que triste es! Me volveré viejo y horrible. Pero esta pintura permanecerá siempre jóven. Nunca será más vieja que este día de junio... ¡Si ocurriese al contrario! ¡Si yo fuera siempre jóven y la pintura envejeciera! or eso..., por eso..., ¡yo lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que yo no diera! ¡Daría hasta mi alma!
|