La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde
LADY BRACKNELL.—No hables irrespetuosamente de la sociedad, Algernon. Eso sólo lo hace la gente que no puede pertenecer a ella. [A CECILIA.] Sabrá usted, hijita, que Algernon no cuenta más que con sus deudas. Pero yo no apruebo los matrimonios interesados. Cuando me casé con lord Bracknell yo no tenía la menor fortuna, pero ni por un instante se me ocurrió permitir que eso se interpusiera en mi camino. Bueno, supongo que tendré que dar mi consentimiento.
|