El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
Pero, ¿y el retrato? ¿Qué iba a decir del retrato? El lienzo de Basil Hallward contenía el secreto de su vida, narraba su historia. Le había enseñado a amar su propia belleza. ¿Le enseñaría también a aborrecer su propia alma?[...] Por cada pecado que cometiera, una mancha vendría a ensuciar y a destruir su belleza. [...] El cuadro, igual o distinto, sería el emblema visible de su conciencia. [...] El rostro pintado en el lienzo podía hacerse bestial, deforme, inmundo. [...] ¿Por qué tendría que contemplar la odiosa corrupción de su alma?
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