El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde
-Qué pena… -murmuró Dorian Gray con la mirada todavía fija en su retrato-. Qué pena… Me volveré viejo, horrible y espantoso, pero este cuadro siempre permanecerá joven. Nunca será un día mayor que este mismo de junio… Ojalá fuera al revés. Ojalá fuese yo quien siempre siguiera siendo joven y este retrato el que envejeciese. Por eso… Por eso… ¡lo daría todo! ¡Sí, no hay nada en el mundo que no daría!
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