Morder tus labios sobre sábanas de seda de Noelia Amarillo
Estaba acostumbrado a ser el fuerte, quien resolvía todos los problemas, propios y de su familia, y quien llevaba toda la carga sobre sus hombros y se había ido a enamorar de una mujer que no admitía que nadie se inmiscuyera en sus asuntos. Que, de hecho, ni siquiera compartía con él la gran mayoría de sus asuntos. ¡Era exasperante! Y muy frustrante. |