Besos robados de Noelia Amarillo
Sí, ella siempre mantenía sus emociones bajo llave. Jamás se mostraba enfadada, alterada o asustada; sólo encantadora, voluntariosa y afable. Nunca protestaba ni rechazaba nada. Ya fuera una caricia, un trabajo o una petición, todo lo aceptaba con una sonrisa amable. Se parapetaba tras éstas y lo hacía tan bien que nadie sospechaba que eran tan forzadas como falsas. Pero no era sólo eso. Había más, mucho más escondido en esa frase. No era sólo mantener el control de sus emociones. Era mantener el control de todo. Siempre se mostraba sumisa, pero no lo era. En absoluto.
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