Asuntos de muertos de Nieves Mories
El aire en la pequeña, acogedora y oscura salita era el aire de una cripta. De un mausoleo. La casa, un cementerio. No sólo nos lucrábamos con sus desgracias, no nos limitábamos a hacer negocio con el dolor y la desesperación, no; también nos quedábamos con los recuerdos de aquellos a los que habían perdido.
|