11,4 sueños luz de Nicholas Avedon
…. a pesar de que había dejado el coche aparcado en un parking vigilado, un guardia armado con un rifle de asalto, me indicó que no me saliera del camino protegido por la alambrada electrificada y el muro de vitroacero. Era un túnel transparente, lleno de arañazos y manchas amarillentas que atravesaba una zona deshabitada hasta el depósito de coches. Debajo, protegido por el muro, podía observar a los cientos de pobres desgraciados que se arrastraban entre cartones, basura y cuerpos semidesnudos en trance. La luz artificial de las autopistas que tenían encima, solo servían para ver como la ceniza, el polvo y la suciedad caía casi de forma imperceptible, pero imparable. Solo la lluvia artificial impedía que aquellos miserables se ahogaran enterrados con ella. Uno de ellos saltó hacia mí, y rebotó contra la gruesa pared. Su mirada animal no me asustó. Ya la había visto antes. Daba igual el lugar, la locura siempre se parece. Golpeó la pared con las manos desnudas, hasta dejar rastros de sangre roja en la pared.”
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