El océano al final del camino de Neil Gaiman
Los niños pequeños se creen dioses —algunos niños, al menos—, y solo se dan por contentos cuando el resto del mundo comparte su forma de ver las cosas. Pero yo ya no era un niño pequeño. Tenía siete años. Hasta entonces no había conocido el miedo, pero últimamente me había vuelto muy asustadizo. |