Nimbo de Neal Shusterman
—Sé que estás observando —le dice a la capilla vacía—. Sé que estás escuchando. Sé que has visto todo lo que me ha sucedido en los últimos meses. Se calla un momento. Guardo silencio. No por voluntad propia. Cierra los ojos, de los que ahora caen las lágrimas, y en un desesperado remedo de oración, me implora: —Por favor, hazme saber que sigues ahí. Necesito saber que no me has olvidado. Por favor, Nimbo… |